
Que la Historia no se repita, Abascal se une con el presidente de un País en contra de los homosexuales y cuya capital Budapest es la capital de la prostitución europea, un País donde censuran la obra teatral de Billy Elliot porque incita a la homosexualidad, un País donde algunas periodistas dan patadas a los migrantes que entran. Y luego va el Abascal y nos dice que el tal Orbán, el ministro Húngaro, es un referente para todos los europeos.