
Con nuestros impuestos, ya que ellos no pagan, Montserrat se ha convertido en un gran negocio de la Iglesia católica, una de las instituciones con más okupas, ya que casa que ven «sin dueño» la ocupan y se la matriculan a su nombre, seguro que si ésto lo hicieran gente sin hogar pronto encontrarían a su dueño para así poder desalojarlos a la fuerza. Pero en este País el Gobierno y la Iglesia van cogidos de la mano.